4 may 2020

Reseña: Dulce amor de Elizabeth Bowman

Hoy traigo la reseña de una de la escritoras que más me gusta leer por el toque romántico y tierno con el que dota sus historias. Elizabeht Bowman.



Dulce amor
Elizabeth Bowman
Romance histórico
2020

Sinopsis:

Una historia de amor y segundas oportunidades en la Norteamérica del siglo XIX.
Norteamérica, finales del siglo XIX.
Sarah y Chris Engels, recién casados, abandonan su Wyoming natal para viajar al norte, al valle del Yaak, (Montana) e iniciar una nueva vida llena de amor y felicidad. Pero a menudo el destino tiene otros planes muy distintos. En medio de la noche se sucede un terrible incidente y la felicidad de los recién casados se verá truncada para siempre.
Preston Moore es un trampero licenciado del ejército tras la guerra de secesión, un hombre joven, solitario y de noble corazón que lleva ocho años viviendo en las montañas con la única compañía de su sabueso y su caballo.
En una tierra inhóspita, donde la naturaleza agreste, los depredadores y el frío invierno suponen un desafío diario, dos corazones heridos tendrán que aprender a sanar sus heridas para poder coexistir.
¿Concederá la vida una segunda oportunidad a dos almas perdidas destinadas a salvarse mutuamente?

Reseña:

La historia arranca con un hecho trágico para la protagonista Sarah Engels, la cual se verá privada de su felicidad y de su futuro una aciaga noche. Y cuando todo parece perdido ella saca fuerzas para continuar y sobrevivir. Una mezcla de rabia y de dolor la mantienen viva durante el largo camino que la llevará hasta la cabaña de Preston. Sarah lo ha perdido todo y no desea seguir viviendo, pero el destino parece dispuesto a llevarle la contraria.

Preston es un hombre que al término de la guerra de Secesión y pese a haber luchado en el bando vencedor, ha decidido alejarse del mundanal ruido. Vive en su cabaña en el valle de Yaak manteniéndose de lo que casa con sus trampas, de sus gallinas, y demás. Cuando llega la primavera se acerca al pueblo a vender las pieles curtidas de los animales que caza. No necesita mucho para vivir. Lleva ocho años haciéndolo y a penas si tiene contacto con el resto de personas. Su vida discurre tranquila hasta que Sarah aparece malherida.

Se establece entre ellos una relación que pese a comenzar con serias duda por parte de ella, piensa que tendrá que pagar su hospitalidad ofreciendo su cuerpo a Preston, este no piensa en nada semejante. Desde un principio se muestra como un hombre atento, amable que no vacila en ayudar, y que por otra parte, pretende demostrarle lo equivocada que esta en sus pensamientos.

Otra de las ocurrencias de ella es que piensa que es una carga para él. Preston lleva un vida solitaria salvo por su perro, su caballo y demás. Entregado a su oficio de trampero. Y ella ha aparecido para romper esa monotonía, esa vida en solitario. Por eso mismo, le pide que le lleve al pueblo para ponerse en contacto con sus padres. Quiere marcharse de la cabaña cuanto antes porque se considera un carga. Preston busca vivir libre de ataduras, de imposiciones y normas. Por eso ha escogido ese estilo de vida. 

Pero hay un momento en el que ambos se darán cuenta que este tiempo que han pasado juntos comienza a hacerle mella. Cuando llegan al pueblo y se separan hay un instante en el que ambos parecen estar pensando lo mismo: ninguno quiere alejarse del otro. Pero ninguno se atreve a dar ese paso hacia delante y pedirle al otro que permanezcan juntos. Ella piensa que es mejor así porque ya le ha causado bastantes molestias a Preston. Y este no quiere hacerse ilusiones con la muchacha porque sabe que al final ella se acabará marchando con sus padres. Percibimos el desconcierto en ambos porque sin pretenderlo han entablado una conexión que ninguno esperaba.

Pero Preston no está dispuesto a que dejarla sola. Comienza a pensar en diferentes situaciones a las que ella se verá empujada para vivir sola. Cree que alejándose de ella ese sentimiento que tiene hacia Sarah desaparecerá, pero le produce el efecto contrario.

Ella cree que quedándose con Preston estará a salvo, protegida porque él es un hombre bueno.
Desde este instante y a medida que la narración avanza, el acercamiento entre ambos se hace más latente, más profundo y más íntimo. Preston concibe la cabaña como un hogar desde que ella está en ella. No le resulta nada complicado adaptarse a la presencia de ella, La espía de reojo, sonríe e incluso hace cosas que no había imaginado en su vida solitaria.

Sarah comienza a darse cuenta que se encuentra a gusto con Preton. Ha transformado su vida con su toque femenino que él agradece.

La historia de Preston y Sarah es la de dos personas perdidas, decepcionadas con la vida que han conocido, golpeadas por esta en el pasado, y que se encuentran para construir un futuro. Una narración brillante, pausada en la que la autora sumerge al lector en ese ambiente de cordialidad, y amistad en un primer momento, que deriva en amor. El lector es testigo de cómo las situaciones más cotidianas y normales pueden hacer que dos personas vuelvan a creer. 

Una novela para degustarla despacio, sin agobios ni prisas y que te produce una sensación de tranquilidad. Debo decir que aunque la historia se centra en ellos dos, no se me ha hecho pesada o monótona al no intervenir personajes secundarios, apenas.

Un historia de amor dulce y pausado que envuelve al lector. Una Elizabeth Bowman que transmite una sensación de cariño y amor en cada escena.

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