La fiesta estaba bastante animada pese a las
altas horas de la noche que eran. Adrián miró su reloj y resopló. Cada minuto
que pasaba allí le parecía una pérdida de tiempo. Se acercó a Germán, quien
charlaba con una chica bastante atractiva, y que parecía beber los vientos por
él.
-Me marcho, tío.
-Oh, venga ya. Es San Valentín. Deberías
buscarte una pareja. Una última copa y nos vamos. Prometido.
Adrián lo miró con una sonrisa cínica sabiendo
que no lo cumpliría, pero por algún extraño motivo accedió. Estaba cansado de
aquella fiesta para encontrar pareja.
-¿Una copa más entonces? –le preguntó mientras
Germán asentía.- ¿Y tu amiga?
-No. Parece que está bastante contenta ya –le
dijo guiñándole un ojo en complicidad.
Adrián asintió mientras asumía que esa noche
tendría que regresar solo a casa. Germán no lo acompañaría.
Se abrió pasó entre la gente, disculpándose a
cada paso que daba. Alguien estuvo a punto de tirarle la copa por encima,
mientras otro le propinaba un buen pisotón. ¿Cómo se había dejado convencer por
Germán para estar allí? Llegó a la barra y justo cuando iba a pedir, alguien se
le adelantó. Resopló abrumado por la situación.
-Perdona, pero estaba yo –le dijo con voz
educada mientras miraba el cabello corto de color moreno frente a él. Una mujer
en un vestido de seda color Burdeos, que dejaba al descubierto la piel suave de
los hombros, y que resaltaba su figura impactante. Su perfume lo golpeó
envolviéndolo de manera sutil. Quiso moverse, pero alguien lo arrolló haciendo
que se apretara más contra su cuerpo.
-Eh, podías tener más cuidado ¿no? –le espetó
volviéndose dispuesta incluso a golpearlo si se sobrepasaba.
-Si no te hubieras…-sus palabras quedaron
atascadas cuando aquel rostro y aquellos ojos verdes se enfrentaron a él. Un
repentino escalofrío recorrió su espalda en el mismo instante que la reconoció.
Esa misma sensación debió experimentar ella, ya que se quedó con la boca
abierta mirándolo.- ¿Verónica?
No era posible que fuera ella. Había transcurrido
un año desde su pequeño, pero intenso escarceo amoroso. Y de repente un día desapareció
sin decir nada más. Sin un adiós. La buscó de manera incesante por todas partes.
Llegó a pensar que ella no era real. Que la había imaginado. No, -se dijo-. Ella
es real. La marca que le había dejado era tan real como sus deseos de
encontrarla. Y ahora de repente…
-Adrián…-murmuró sorprendida por encontrarse con
él allí en una fiesta de San Valentín.
Sostuvo su mirada mientras se humedecía los
labios, y su enfado desaparecía por arte de magia. Una sonrisa se dibujó en su
rostro y sintió que la coraza, que había erigido a su alrededor el día que se
marchó de su lado parecía tener alguna grieta por la que acaba de filtrarse él.
Aceptó tomar una copa con él mientras charlaban amistosamente. Pero Verónica
sabía que tarde o temprano él querría respuestas.
-¿Porqué desapareciste sin decirme nada? ¿Qué te
pasó? ¿Hice algo mal? –le preguntó
minutos después, a solas en la terraza del club donde se celebraba la fiesta.
-¿Has estado buscándome? –le preguntó sin acabar
de creerlo.
-Cada día desde que te marchaste.
-Vaya, no creí que fuera tan importante para ti
–le comentó esbozando una sonrisa irónica, al tiempo que sus mejillas se
encendían y su interior se agitaba de manera extraña por sus palabras. Se
apartó de él y caminó hacia el borde de la terraza y se apoyó en la barandilla mirando
a lo lejos, tratando de evitarlo para que los recuerdos no la golpearan. Adrián
seguía contemplándola en silencio. Estaba preciosa, pensó mientras temía que
desaparecería con rozarla. No. Esta vez no, se dijo mientras ella sonreía.
-Me quedé sólo y hecho polvo. No he vuelto a ser
quien fui contigo.
-Yo no hice nada. Sólo…-titubeó antes de
seguir.- Sólo me dejé llevar por lo que sentía en ese momento.
-Pero, ¿entonces qua salió mal Verónica?
–insistió sabiendo que debía obtener su respuesta o se volvería loco.- No creo
que lo que hubo fuera tan desastroso como para que salieras huyendo.
Le gustaba como sonaba su nombre en sus labios.
Sacudió su cabeza mientras sonreía tímidamente y se giraba hacia él. Le gustaba
ver ese anhelo por saber más, esa entrega en sus palabras. ¿La había echado de
menos? ¿Seguiría haciéndolo? ¿Tan imprescindible era para él?
-No, no lo fue –le dijo mientras inclinaba su cabeza
como si no quisiera que la mirara. Inspiró hondo antes de confesarle porqué se
había marchado. Jugueteaba con el anillo que él le había regalado en su primer
San Valentín. Y ahora volvían a estar en esa fecha. No se había desprendido de
éste en ningún momento. Adrián sonrió complacido al verlo en su dedo. Una parte
de él la había acompañado. Deslizó su mano bajo su mentón con extrema
delicadeza, y entonces el recuerdo de sus caricias la hizo estremecerse. ¿Cómo
olvidar lo que él transmitía con el solo roce de las yemas de sus dedos? El
toque mágico que poseía para arrancarle una sonrisa. Sus besos apasionados bajo
la lluvia que parecían hacerla levitar. Sus gemidos, sus manos entrelazadas en
pleno éxtasis…
-Me fui porque todo era perfecto.
-¿Perfecto? –repitió extrañado por aquella
definición.
-Todo era demasiado perfecto para ser real. Estaba
soñando y tenía miedo a despertar. Preferí marcharme antes de que me hicieras
daño. Lo que sentíamos…
-Todo era real –le dijo posando sus manos en
ella para volverla hacia él provocándole un repentino fulgor en su rostro. Con
solo tocarla…- Cada caricia, cada beso, cada palabra ¿Por eso me dejaste sumido
en esta situación?
-Quería convencerme de que el fondo te
necesitaba.
-¿Y ahora, ya lo has pensado? ¿Tienes una
respuesta Verónica? -.Su aliento acariciaba sus labios mientras se acercaba peligrosamente
y con determinación a los de ella. Su voz ronca la hacía vibrar, mientras la
necesidad por sentir sus labios era acuciante. Era prisionera del deseo que la
quemaba como fuego. Sin poderlo resistir más tiempo, lo rodeó por el cuello
para atraerlo hacia sus labios. Un leve roce, una caricia furtiva en la
oscuridad de la terraza, un momento tan anhelado. Sus labios juguetearon con
los de él, le dio leves mordiscos, lo succionó hasta elevar el deseo en él.
Verónica sonrió divertida y lo atrajo una vez más hacia ella dejando que la
besara entre gemidos.
Se marcharon juntos. Desaparecieron de la fiesta
para recuperar el tiempo perdido. Ahora, a solas Adrián volvía a recorrer el cuerpo
desnudo de ella, expuesto sólo para él mientras dejaba un reguero de besos, que
parecieran estarla marcando a fuego. Esta vez no se marcharía, no huirá de su
lado. Estaba segura de que era real. Tan real como lo que le hacía sentir. Se
incorporó sobre él y comenzó a besarlo con urgencia, con desesperación, como
queriendo recuperar el tiempo perdido. Adrián la escuchó gemir cuando la sujetó
por las caderas mientras ella se movía con exquisita sensualidad. Besó, lamió y
succionó sus pezones erectos por el deseo mientras juntos llegaban al clímax.
Verónica se dejó caer sobre él mientras Adrián la abrazaba con todas sus
fuerzas.
-No hace falta que me aprietes. Esta vez no
pienso irme –le dijo sonriendo.
-Por si acaso.
-Sé que es real –le aseguró.- Dime, ¿qué hacías
en una fiesta de San Valentín?
-Umm acompañar a un amigo. Pasar el rato.
Verónica sacudió la cabeza.
-No. En realidad sabías que habías ido a
buscarme. Fuiste para encontrarme –le susurró mientras volvía a besarlo
entregándose por entero a él.
(Seda y fuego. Antología de relatos con motivo de San Valentín, 2013. http://www.kissabookblog.com)
Pues me gusto mucho el texto he leido el libro y ay relatos muy bonitos. xoxo
ResponderEliminarHola Ludymila, gracias por pasarte. Me alegra que te guste. He leído algunos relatos y la verdad es que son bastante buenos.
EliminarSaludos
Kike
Este es un hermoso relato, tiene emoción, pasión, romance, es una pequeña historia de amor que de hecho conmueve.
ResponderEliminarBesos.
Hola Aglaia, gracias por tus palabras. Por cierto tu relato en esta antología merece mucho la pena leerlo. No creer en San Valentín, y luego mira lo que le pasa a la protagonista.
EliminarBesos
Kike
Un placer enorme tenerte por mi blog Kike, ya estas enlazado a mi pestaña. Te atreverás a participar en mi reto? Veo que participaste en uno para San Valentín.
ResponderEliminarUn besazo.
El placer es mutuo Tamara. Participé en esta antología, también en la nueva antología de La llave con otro relato romántico que envié el otro día. Me encantaría participar a ver si consigo sacar un relato en esas condiciones.
EliminarUn besazo
Kike
Me encantó, Kike. Trasmites mucha emoción y sentimiento. Seguiré leyéndote con gusto. Besos :)
ResponderEliminarHola Camilla gracias por pasarte y por tus palabras. Seguimos en contacto
EliminarBesos :)
Hola Kike,ya lo leí en la antología, pero ha sido un placer leerlo de nuevo. Me gusta mucho como transmites les sentimientos de los personajes, es un placer leerte!!
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Hola Raquel,
ResponderEliminarGracias por tus palabras, y me alegro que te hay gutado
Un abrazo