26 mar 2013

Reseña: El tango de la Guardia Vieja

Nueva reseña. Hoy toca la nueva obra de Arturo Pérez-Reverte, El tango de la Guardia Vieja. Una historia de amor, traiciones, intriga que nos devuelve al escritor de sus primeras creaciones (El maestro de Esgrima, El club Dumas, La tablade Flandes...)

Título: El tango de la guardia vieja
Autor: Arturo Pérez-Reverte
Editorial: Alfaguara
Año: 2012
Nº de páginas: 490

Sinopsis:

Un extraño desafío entre dos músicos, que lleva a uno de ellos a Buenos Aires en 1928; un asunto de espionaje en la Riviera fracesa durante la Guerra Civil española; una inquietante partida de ajedrez en el Sorrento de los años sesenta...

"Una pareja de jóvenes apuestos acuciados por pasiones urgentes como la vida, se mira a los ojos al bailar un tango aún no escrito en el salon silencioso y desierto de un transatlántico que navega en al noche. Trazando sin saberlo, al moverse abrazados, la rúbrica de un mundo irreal cuyas luces fatigadas empiezan a apagarse para siempre"

Reseña:

Arturo Pérez-Reverte nos cuenta una historia en dos escenarios ditintos: el presente y el pasado. En un principio nos situamos en Sorrento, donde Max, quien ahora trabaja de chófer para un doctor, reconoce a la mujer que le hizo perder la cabeza. Este hecho desencadena una serie de recuerdos en él y que se remontan a un transatlántico donde él era un bailarín. Pero estos recuerdos se centran en la mujer con la que bailó un tango en un salón vacío mientras ambos se miraban fijamente a los ojos. Es ese momento que ambos presienten que sus vidas ya no volverán a ser las mismas. Un romance que surge y que perdura con el paso de los años, pese a que ambos siguen con sus vidas. Pero que por azares del destino, vuelven a encontrarse en Niza, primero y después en Sorrento con motivo de una partida de ajedrez. El destino caprichoso, quiere que el aspirante a campeón del mundo sea el hijo de Mecha Inzua y que llegue a Sorrento.
La verdad es que la relación entre Max y Mecha Inzua podría compararse con una partida de ajedrez, que van aplazando con el paso del tiempo, y que parece no tener un final. También podríamos decir que ambos personajes parecen destindados a encontrarse en los más diversos lugares y extrañas situaciones, pero que saben que nunca acabarán juntos a pesar de lo que sienten el uno por el otro. Una especie de juego del gato y del ratón, que comenzó aquella mañana en una pensión de Buenos Aires, cuando Mecha acudió a recuperar el guante que ella deslizó sútilmente en el bolsillo de la americana de Max. Fue en ese momento que la pasión se desbordó dejando paso a una relación extraña que ambos sabían que no llegaría a buen puerto, pero que aún así fueron incapaces de dejar.
Decíamos que su relación era como una partida de ajedres en tres movimientos (Buenos Aires, Niza y Sorrento).
Esta relación lleva a Mecha a pedirle a Max que cometa un robo; y Max, quien en otro tiempo fue ladrón de guante blanco, y que sigue considerando a Mecha como alguien a quien no sabe como renunciar, no le niega nada. Asistimos entonces a la parte de traiciones, robos, y asesinatos que dotan la trama de una intriga muy bien enlazada con el romance en Mecha y Max. Para forzarlo tal vez a ella le confiesa algo que Max no espera y que le cuesta creer.
Max recuerda como durante la Guerra Civil española y estando en Niza hubo de convertirse en ladrón por causas políticas. Pero entonces era más joven que ahora, sin embargo el hecho de agradar a Mecha o de demostrarse que aún puede hacerlo lo llevan a cometer el robo.
Una historia de amor apasionado e incondicional que perdura al paso del tiempo. Una pareja condenada a encontrarse por breves espacios de tiempo, y a separarse al final. Una especie de maldición por aquel tango bailado en Buenos Aires.

La novela es también un pequeño manual de la historia del tango en Argentina. Su título El tango de la Guardia Vieja hace referencia precisamente a un tango que estaba prohibido por la manera de bailarse. Por las connotaciones sexuales que conllevaba, y como pasó a Europa algo más dulcificado o censurado. Asistimos a la vida en los arrabales de Buenos Aires, en los barrios bajos conflictivos donde se baila el tango en estado puro, y donde uno puede encontrarse con lo que no anda buscando.


Personajes:

Max: Un superviviente que comienza como bailarín en un transatlántico con destino Buenos Aires; ladrón de guante blanco; espía; chófer de un doctor. Consigue salir adelante en la vida a golpe de suerte y de ingenio. Su vida está marcada por dos momentos puntuales: el baile con Mecha Inzua en el transatlántico, y la mañana en la pensión de Buenos Aires cuando Mecha y él acaban acostándose. No logra olvidarla en ningún momento, y las veces que se la encuentras (Niza, Sorrento) no puede evitar que su corazón lata acelerado. Es curioso que la haya deseado cuando ella estuvo casada (y por dos veces). Y cuando se ven en Sorrento, a pesar de que ambos siguen sientiendo lo mismo la situación varie.Max es un tipo que cae bien, que sabe ganarse a la gente y que se aprovecha de las oportunidades que le brinda la vida. Como él se define es "un cazador a atento a sobrevivir"

Mecha Inzúa: Es una mujer con carácter, que sabe lo que quiere en todo momento, y que no duda en tomarlo. Tal vez se enamorara de Max aquel día en el transatlántico, o en la pensión de Bueno Aires. Lo cierto es que siente lo mismo que él cuando se encuentran. Sin embargo, ella tiene otro fin en la vida: su hijo Jorge Keller aspirante a campeón del mundo de ajedrez. El ajedrez la lleva a Sorrento y a recordar su pasado con Max. Sabe de la influencia que puede ejercer sobre él y le pide que robe algo de vital importancia para ella y su hijo. No es ajena a la atracción que Max experimenta por ella, y lo explota. Le reprocha en alguna ocasión que no fuera más decidido a quedarse con ella; a confesarle lo que sentía; en definitiva, a cometer una locura.

Para terminar basta una cita de la novela y entender como estas palabras engloban el sentimiento de la novela.

-Oh, vamos farsante. Conociste a demasiadas mujeres
El tono es risueño. Complice. Él la besa con suavidad en el cabello.
-No recuerdo a esas mujeres. A ninguna. Pero te recuerdo a ti. ¿Me crees?
-Sí -ella apoya de nuevo la cabeza-. Esta noche te creo. Quizá tú también me amaste toda tu vida.
-Es posible. Quizá te ame ahora... ¿Cómo saberlo?
-Claro...¿Cómo saberlo?

Ambos sentían la atracción, el deseo, pero ¿llegaron a enamorarse? ¿Llegaron a quererse? Cada vez que se encontraban era como retomar esa partida de ajedrez inconclusa. Como empezar de nuevo sin llegar al final. Mirarse a los ojos y reconocerse en la mirada del otro. Y entonces se comportaban como si el tiempo no hubiera transcurrido desde aquella mañana en Buenos Aires.

4 comentarios:

  1. Tenía muchas ganas de leer alguna reseña de esta obra, porque si bien la veo en todos lados, por así decir, desconozco las opiniones acerca de ella. Por lo que cuentas, creo que puede gustarme, y con semejante autor, hay una garantía muy especial. Gracias por la reseña.

    Besos.

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    1. Hola Aglaia, mi opinión ya la sabes. A mi me parece una buena novela de Arturo, pero también te digo que yo llevo leyendo sus obras desde que escribió El maestro de esgrima, soy un incondicional suyo.

      Besos

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  2. Me encanta este autor. Y no sabía nada de esta obra que me ha dejado sorprendida. Queda anotada en mi lista como lectura obligadísima.
    Me ha gustado mucho la reseña, se nota que has disfrutado con su lectura.
    Un abrazo!!!

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    1. Hola Raquel, me alegra que te hay gustado la reseña. La verdad es que sí he disfrutado con la novela, y he de decir que ha conseguido meterme tanto en la trama que la terminé rápido.

      Un abrazo

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